viernes, 25 de febrero de 2011

Receta de butifarra dulce con manzanas y lágrimas de gintónic (Ramón Freixa, Manu de l´Empordá, Wilfredo Lam y André Bretón)

Receta de butifarra dulce con manzanas y lágrimas de gintónic (Ramón Freixa, Manu de l´Empordá, Wilfredo Lam y André Bretón)

Butifarra dulce con manzana y lágrimas de gintónic


Receta de butifarra dulce con manzanas y lágrimas de gintónic

Manzanas de relleno ampurdanesas
Nos dió pudor rellenarlas, era demasiado


Tradición y vanguardia

Ingredientes: (4 personas)

Opción A: Cuatro butifarras dulces artesanas del Ampurdán
Opción B: Cuatro butifarras normales (a las que añadiremos en el cocinado miel, canela y ralladura de limón para que reduzcan e impregnen a las butifarras con una capa de caramelo exterior)

Cuatro manzanas del Ampurdán
Un tarro de Lágrimas de gintónic de El Rebost de L´Epordanet (confitura gelatinizada)
Una botella de vino tinto de la tierra de donde se haga la receta
Aceite de oliva virgen extra
Cuatro rebanadas de pan

Elaboración:

En una sartén ancha y con aceite bien caliente daremos una rápida fritura a las butifarras (que previamente habremos pinchado para que no exploten y expulsen algo de su grasa) hasta que tomen color. Verteremos después el vino en la sartén y esperaremos a que espese hasta lograr una textura cremosa. Si no se han conseguido las butifarras dulces ampurdanesas añadiremos sobre cada embutido una cucharada de miel, otra pequeña de canela y la ralladura de limón al gusto. Dejaremos cocinar hasta que la textura sea de una salsa oscura y muy espesa. Debe terminar pegajosa, aunque al enfriarse todavía lo hará más.

Por otro lado introduciremos las cuatro manzanas en el horno precalentado a 180 grados y las asaremos por un tiempo que determinará su tamaño.

El emplatado será esencial, pues sobre una rodaja de buen pan colocaremos la butifarra. La salsearemos con mimo bien con la reducción del vino tinto o bien con la mezcla del vino con la miel, la canela y el limón. Junto a tan peculiar montadito dispondremos la manzana asada todavía en caliente a la que añadiremos por encima unos toques de lágrimas de gintónic, que el calor se encargará de desgelatinizar y permitirá que impregne toda la superficie de la fruta.

Brillante toque de dulzor

Presentaciones geometrizantes
Cubismo y butifarra


Justificación de la receta:

La primera vez que coincidimos con la obra del pintor Wilfredo Lam las circunstancias del encuentro fueron algo especiales, así como las sensaciones que nos produjeron a esta humilde pareja de idasdecocina. El hecho es que hará cuatro veranos recorríamos la turística calle Obispo de la capital cubana haciendo una ronda de esas que tanto nos gustan. Ésta fue muy buena porque se trataba de catar toda suerte de cóckteles que ofertasen la multitud de bares y cantina que por allí se amontonan. Al final de la calle, el colofón, reina la famosa Bodeguilla del Medio. Como buenos mitómanos dejamos allí todo nuestro aguante alcohólico y todos nuestros dólares. Apuramos unos cuantos vasos de mojitos, que sudábamos casi al mismo tiempo que los sorbíamos. La salida del local no fue tan triunfal como la entrada a buen seguro. Con pasos que evidenciaban nuestro estado ebrio (y era la hora del aperitivo) continuamos calle abajo hacia la bahía y nos llamó la atención un cartel que advertía al visitante de la proximidad de la casa museo del pintor cubano Wilfredo Lam. Cierto que habíamos oído aquel nombre junto a otros dentro del panorama surrealista, pero jamás habíamos visto una obra suya. Así que con curiosidad y con la esperanza de que en un museo el calor fuese menos agobiante nos dirigimos allí. Por nuestro estado poco recordamos del edificio, de su entrada con la consabida tienda de souvenirs, del guirismo de bermuda y pareo que seguro circulaba por ahí, pero lo que recordamos con gran claridad es la impresión de ver por primera vez aquellas figuras. Distorsiones de formas y colores poblaban las claustrofóbicas salas. Los efluvios del ron seguro que ayudaban a abrir nuestra percepción al ya de por sí embriagador discurrir de figuras distorsionadas por el artista. Unas alargadas como cañas de azúcar humanas, otras retorcidas como gigantes hojas selváticas. Culos y abdómenes hinchados a la manera de venus paleolíticas combinaban con rostros que recordaban a las máscaras africanas tan de moda en la primera mitad del siglo XX. Pese al fresquito que nos ofrecía el edificio nuestro recorrido lo recuerdo corto. Esa sensación de movimiento, de inestabilidad, de búsqueda esencias humanas olvidadas que nos recuerdan nuestra naturaleza animal, de eternas transformaciones que sólo transmiten inquietud e inseguridad a quien trata de comprenderlas con los límites de la razón moderna, nos hizo salir a la carrera de allí para dirigirnos al hotel con el fin de calmar cuerpos y espíritus y descansar un poco antes de emprenderla de nuevo con la ronda nocturna. Ese fue, hasta la semana pasada, el último contacto que tuvimos con el artista cubano.

La Jungla, Wilfredo Lam, 1943


El caso es que estábamos buscando información para un post pasado sobre hiperrealismo y por esas cosas que tiene el azar y google algo se cruzó por el medio y la pantalla se nos llenó de imágenes de cuadros surrealistas, y entre ellos allí estaba. Llamaba la atención a primera vista por la intensidad en sus contrastes cromáticos, figuras alargadas y un sentido de la verticalidad extremo. Solo hubo que pinchar sobre él con el ratón para que los píxeles de nuestra pantalla parecieran explotar en una nube de colores sorprendente. Además de la sensación que provoca el cuadro en sí, pronto nos llamó la atención el hecho de qué pintaba un cuadro como aquel entre otros surrealistas tan ortodoxos como los de Dalí, Ernst o Chirico. La cuestión se tratará más adelante. La firma nos llevó de vuelta al pasado. A nuestras correrías por la noche y el día habanero. A la visita fugaz y esquizofrénica a la casa del pintor, y sobre todo al poso que dejó en nosotros. Volvieron los olores del arroz con puerco, del fricandó, de los camarones como puños junto a insulsas pero enormes langostas. Sopas de extraños cereales en el barrio chino, kilos de maní sentados en el malecón que demandaban cervezas claras y frías sin descanso, rones ilegales caseros de alambiques centenarios vendidos en botellas de plástico de agua mineral, y así pasamos la tarde entre recuerdos casi olvidados por otros que ya comienzan a difuminarse por el presente.

El pintor mestizo en la Cuba de los cuarenta

Ave o ángel


El poso germinó a los días, cuando al querer transmitir en este humilde blog una idea buscábamos una excusa cultural para enlazarla con una buena receta de comida. La idea en cuestión no es original, pero si significativa. Es una de nuestras habituales y ahí va en palabras sencillas. Sólo partiendo de lo más local y concreto se puede llegar, en un ejercicio de transformación y metamorfosis a lo universal. El tópico de consume local y piensa global. No sólo se trata de una fórmula para explicar el mundo, una forma de conocimiento. Más importancia tiene en el sentido de que guía una manera de vivir. Solo mejoramos y trasformamos el mundo a través de las pequeñas acciones cotidianas. Esas que parece que no importan, que sólo pertenecen a nuestro pequeño universo personal y se quedan ahí. Las grandes ideologías que prometían paraísos terrenales agonizaron una tras otra entre estertores de dolor y muerte. Los esquemas filosóficos que intentaban revelar la verdad murieron asfixiados al caer en retóricas religiosas y bizantinas que no tenían ninguna aplicación práctica. Y qué decir de las revoluciones, las buenas, las nacidas del pueblo que trata de organizarse de una manera más justa y humana. ¿Qué fue de ellas? Infinitud de movimientos en lucha por pisotear privilegios seculares acabaron pisoteados por sus dirigentes o por la realidad, siempre enemiga más feroz de lo que esperaron.

Wilfredo lleva el surrealismo por la senda del expresionismo hacia la abstracción
Recorrido vanguardista



En estas idasdecabeza estábamos cuando recordamos el cuadro que habíamos visto. Nos casaba de maravilla para nuestro objetivo. La obra de Wilfredo Lam estaba plagada de referencias locales, su tratamiento estaba inserto dentro de las vanguardias pictóricas del XX, un lenguaje moderno y rupturista, y su alcance universal al elevarse por encima de indigenismos localistas, pero también del formalismo estilista cuyo mensaje pierde fuerza al someterse al corsé de turno. En este caso el autor aborda el mundo onírico característico del surrealismo a través de un lenguaje y una técnica novedosos. Las figuras sufren una distorsión expresionista extrema. Una metamorfosis tan intensa que casi nos lleva camino de la abstracción. Esa era la explicación al contraste que se aprecia al ver la obra junto a otras surrealistas tradicionales. Conclusión: en La Jungla, Lam parte de lo local (figuras afroantillanas, paisajes de naturaleza salvaje con sus largas cañas tropicales y enormes hojas verdes), lo trata con un prisma deformante de creación propia (estilización, cosificaciones justo a personificaciones contradictorias, distorsión de colores…) y llega a un mensaje universal, que vaya, es el mismo que el nuestro. El universo es cambiante y está siempre en continua transformación. Nada es estático y por fortuna el timonel que marca el rumbo es el ser humano. Por ello sólo es necesario introducir en la conciencia del capitán del barco el mensaje de justicia y responsabilidad para llegar cada vez a puertos mejores. Se trata de alterar la conciencia, de elevarnos por encima de la realidad hacia el lugar donde queremos llegar.

Joyita literaria poco conocida por
su dosis críptica

Capo de capos


El siguiente descubrimiento nos llegó cuando informándonos sobre el autor vimos un trabajo suyo de los más curioso. En 1940, apenas dos años antes de pintar La Jungla, nuestro mestizo artista ilustró, nada menos que por su mentor André Bretón, el capo del surrealismo, un poema largo titulado Fata Morgana. Ésta era, según la leyenda artúrica, la hermanastra del rey Arturo, que gracias a su capacidad para transformarse engañaba a todo el que se le ponía por delante. Lo curioso del caso es que habitaba en una isla llamada Avalón, que sería morada para los grandes guerreros y héroes, que se caracteriza en todas las descripciones por tener dos cualidades: estar siempre en eterna transformación y plagada de jugosas manzanas. Nuestro mensaje y un ingrediente para el plato. Vamos anotando.

Ramón Freixa
Artista de talento viaja del localismo a lo universal

Una de sus propuestas
Guarida de esencias ancestrales


El tirabuzón que nos lleva a la tercera referencia tras La Jungla de Lam y el Fata Morgana de Bretón es de los que nos gustan. Investigando las escasas referencias al poema existentes en el mundo de la crítica literaria se nos ocurrió variar un poco el rumbo y buscar como referencia la isla de Avalón. Allí fuimos y entre informaciones ofrecidas por todo tipo de frikies y videntes esotéricos nos apareció la referencia a un Restaurante de Barcelona: el del Hotel Avalón. Llenos de ignorancia pinchamos sobre él y...Sorpresa. Lo dirige nada menos que Ramón Freixa (www.ramonfreixa.net/), un gran amigo del facebook, que nos inunda de maravillas y nos despierta el estómago visualmente en multitud de ocasiones. De carrera meteórica y laboriosa, en veloz ascenso al estrellato gastronómico, este autor combina las más modernas corrientes culinarias con el máximo respeto a la tradición (Freixa Tradició se llama uno de sus establecimientos) local, en su caso catalana para elevarla y darle valor universal. A la manera de Lam con sus figuras originistas, o Bretón con metáforas imposibles, el artista del fogón lo hace desde ingredientes humildes y sinceros. Cercanía y herencia tamizadas por vanguardismo. Ahí teníamos la clave para nuestra receta.

Si la excitación intelectual ya era máxima, al abrir la carta de menú de su restaurante (el Tradició, que es el que nos interesaba) lo vimos y casi nos caemos de la silla. Ahí estaba la receta. La que combinaba ingredientes tradicionales del entorno con un lenguaje renovador. Transformación cotidiana como método revolucionario.¿A qué plato se nos fue la vista? Ahí lo soltamos: Butifarra dulce con manzana y picadillo. Por si todavía nos quedaba más capacidad de sorpresa, al consultar sobre qué era aquello de la butifarra dulce pudimos saber que se trataba de un secular producto ampurdanés que combina en su elaboración la consabida carne de cerdo con azúcar y/o miel, canela y ralladura de limón y que se suele servir acompañada de manzanas generalmente asadas. Como las de la isla de Avalón de Bretón siempre cambiante como las figuras de Wilfredo Lam. Gracias Ramón Freixa, una vez más nos has alegrado la vida.

Artista con sus instrumentos
Lienzo en blanco a la espera

Nuestro Parnaso personal

Productos modernos que arrancan siglos atrás

Gruta de las esencias
Y como no hay tres sin cuatro, o mejor, donde comen tres comen cuatro hay va la siguiente carambola del azar. Cuando hemos narrado la sorpresa que nos ofertaba nuestro insigne cocinero en su carta hemos omitido un dato, que por venir al caso es de justicia nombrar. Para nosotros el Ampurdán se trata de una tierra mítica. Todas las referencias que tenemos sobre ella las hemos aprendido de un maestro. A día de hoy afirmamos con rotundidad que para los idasdecocina esta tierra catalana representa un parnaso particular. A la manera que lo es el anglosajón Avalón, o como lo fueron Icaria, la Atlántida, el Olimpo, el Paraíso o el reino de Saba. Quizá sea nuestra imaginación o la necesidad que tenemos como seres humanos de localizar geográficamente el lugar donde habitan nuestros deseos y anhelos. Lo que seguro que ha alentado nuestra visión particular de aquella tierra (todavía imperdonablemente desconocida para nosotros) ha sido la imagen que nos proyecta de su tierra todo un personaje sin parangón. Se trata de Manu, enloquecido caballero medieval siempre escoltado por su escudera Rosita, que desde su fábrica de sueños de El Rebost de l´Empordanet (ofrece a la humanidad las que sin duda son las mejores mermeladas, confituras y placeres en forma de lágrimas (las hay hasta de gintónic) de tot el mon; y desde su blog http://www.manelirosita.blogspot.com/ nos inundan de pensamiento positivo para nuestros días de bajón y desde http://www.manurosicuina.blogspot.com/  nos inundan de propuestas gastronómicas que nos transmiten en plenitud el mensaje universal que tanto nos cuesta a veces encontrar. Manu es un humanista de gran formación, experiencia tibetana y prácticas culinarias míticas, que merece por fin nuestra atención en estas páginas que tantos desvelos nos dan y sus creaciones un lugar en nuestro recetario (hasta que no se ha abierto uno de sus elegantes tarros de esencias no se puede valorar con justicia y equidad el sabor de ninguna otra confitura). Pero es que además encaja a la perfección en el sentido profundo de nuestro discurso. Un producto que nace de la tierra, elaborado con ingredientes totalmente insertos en el entorno inmediato, con un tratamiento artesanal heredero de multitud de generaciones de hogares a lo largo de la historia. Manu los manipula con un lenguaje moderno llevando el producto a un nivel de universalidad que, al probarlo, nos transporta a la propia esencia cambiante del ser humano. Un genio, un artista.

Esencias del acervo de un pueblo esperando ser destapadas

Icaria espera a los valientes


Nuestra intención al escribir esta entrada era la de desarrollar y relacionar las ideas que nos transmiten nuestros Cuatro artistas, pero es tanto el material que estamos recabando y de tal intensidad conceptual que hemos preferido seccionarlo y dedicar una entrada entera para cada uno de nuestros artistas protagonistas. Así pues durante un mes dedicaremos una entrada semanal para que Wilfredo Lam y su Jungla aúnen lo local con lo universal, igualmente André Bretón nos transportará a Avalón para conocer su naturaleza tan cambiante como nuestro mundo, saltaremos a las mesas de Freixa Tradició para conocer al justamente estrellado chef que es capaz de manejar con lenguajes vanguardistas con tradiciones pasadas que evocan universalidad y globalización bien hecha. Finalmente conoceremos al Cicerone de nuestro Parnaso, el Ampurdán, dibujando un semblante de Manu y sus creaciones, siempre en transformación e investigación y siempre ligadas a las pasadas generaciones. Acervos del pueblo que resuenan en botes de cristal.

Esta entrada está dedicada a la memoria de la cigarrera del Tubo, que tantos momentos de alegría en forma de humo nos ha regalado a varias generaciones de zaragozanos.
Nos dejas huérfanos y a tus calles más vacías que nunca.

IN MEMORIAM

viernes, 18 de febrero de 2011

Receta de foie en tempura a los dos melones (Melón francés, Golucho 2004)

Receta de foie en tempura a los dos melones (Melón francés, Golucho 2004)

Melón francés, Golucho, 2004
Excusa sabrosa para nuestra receta de hoy


Receta de foie en tempura a los dos melones

Buen producto

Con un buen tratamiento, como dice La Zaragozana:
A Zaragoza vendrás por el agua y volverás por la cerveza

Utilizamos esta maravilla de trigo
Contundente pero delicada


Ingredientes:

Un Foie Gras fresco (si hay problemas de presupuesto puede ser congelado)
Un Melón
Un botellín de cerveza Ambar  
100 gr de harina
Una cucharada de vinagre de manzana
200 ml de nata líquida
Una copita de ron blanco
50 gr de queso parmesano
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta

Salsa blanca de melón

Tempura muy ligera para no matar el Foie Gras

Bocaditos hepáticos


Elaboración:

En primer lugar se debe advertir que salvo la crema de melón que servirá de base al conjunto, el resto del plato se debe elaborar en el mismo momento de la comida, con los comensales esperando, debido a lo delicado del foie gras y lo conveniente de que el melón esté calentito y recién hecho.

Comenzaremos entonces con la crema. En una cacerola llevaremos a ebullición la nata la copita de ron y la cucharada de vinagre. A esta mezcla añadiremos el queso (mejor si ya está rallado o en virutas para que se integre antes). Cuando el queso haya desaparecido fundido en la salsa apagaremos el fuego y dejaremos infusionar quince minutos con el calor residual.. Reservaremos la crema en el frigorífico para que espese y servirla fría, en contraste con el resto de la receta, que irá recién hecho y calentito.

En el momento de la comida y en una sartén con abundante aceite de oliva virgen extra bien caliente freiremos unas rodajas de melón hasta que comiencen a dorarse. El tamaño de los trozos de melón debe adaptarse a las dimensiones del foie gras pues les servirán de cama.

En un bowl mezclaremos la harina de trigo con la cerveza bien fría. Se la iremos añadiendo hasta que la mezcla se aligere lo suficiente. Al dejarla caer del tenedor con el que hacemos la mezcla debe comenzar a gotear, pues lo que buscamos es un rebozado muy ligero, crujiente y casi transparente. La cerveza le dará un amargor que potenciará el del hígado y contrastará con el dulzor del melón y el de la salsa alcohólica. En sartén pequeña con aceite de oliva virgen extra caliente, en cantidad suficiente para cubrir la fritura, doraremos las rodajas del hígado que habremos sumergido en la pasta de la tempura. Para evitar desastres como que el foie se deshaga en la sartén al freírlo o se corte mal se recomienda recurrir al truco de introducirlo un minuto en agua caliente, justo antes de que empiece a hervir para que gane la dureza necesaria para su fácil manipulación.

La presentación es lógica. En un plato verteremos unas cucharadas de crema, y sobre esta a modo de islas colocaremos las rodajas de melón frito. Sobre cada una de ellas alojaremos una rodajita de foie en tempura recién sacado de la sartén. A disfrutar del plato y de sus contrastes de sabores (sobre todo amargo y dulce), texturas (crujiente, carnoso y líquido) y temperaturas.

Detalle de Golucho
Expresividad inquietante


Justificación de la receta:

El descubrimiento de la obra Melón francés de Golucho (http://www.golucho.com/ ) ha sido un motivo de sorpresa y de alegría para los idasdecocina. Hace unos días cayó en nuestras manos el Manifiesto La Gallina Ciega sobre el cual reflexionamos en . Pero dos fueron los senderos que nos hicieron llegar a esta pintura. El primero nos llegó buscando naturalezas muertas que nos sugiriesen recetas. Esta vez buscamos bodegones del siglo XX esperando encontrar algo vanguardista que estuviese en el camino de la abstracción. Nuestra sorpresa llegó cuando en varias fuentes se nos sugería el análisis de obras catalogadas como realistas, hiperrealistas, naturalistas, figurativas… Nuestros prejuicios ante un arte que creíamos caduco cayeron con la lectura del manifiesto citado, del que Golucho es uno de los firmantes, pues si algo nos demuestra es la modernidad de unos artistas que desafiando el orden artístico establecido en el siglo pasado continúan utilizando un lenguaje clásico y figurativo, pero dentro de propuestas intelectualmente modernas y renovadoras.

El alma de la modelo asoma en cada pincelada
Locura, temblor y búsqueda de complicidades

Mundos lejanos con sentimientos próximos

Paco Lafarga
Puro talento


La segunda ruta hacia la obra escogida nos llegó de la mano de un gran artista de nuestra tierra, Zaragoza. Parece paradójico hablar de gran artista en alguien tan insultantemente joven como es nuestro Paco Lafarga (http://pacolafarga.blogspot.com/ ). Además es nuestro amigo, se debe reconocer el afecto personal para ser honestos. De formación autodidacta, nuestro joven artista zaragozano pronto se dio cuenta de sus coincidencias de planteamientos con Golucho. Su obra en vivo puede verse ya con asiduidad en múltiples salas de exposiciones, en su estudio-escuela cerca del Parque José Antonio Labordeta y en la sala Kpintas (http://www.facebook.com/pages/K-pintas/288766092438 ) del barrio de la Magdalena (Calle Doctor Palomar 19, bajo) zaragozano. La sensación que se llevará el espectador ante la obra en vivo de Paco es brutal. Su atrevimiento llegó al extremo de ponerse en contacto con su maestro, y mostrarle su valía artística. Hasta tal punto causó impresión en el pintor madrileño que desde hace años viene ejerciendo de referencia, consejero y crítico con nuestro amigo.

Datos biográficos (extraídos de artículo de wikipedia y de http://www.ayuntamientoadra.es/conoce-adra/agenda/exposicion-golucho):

Miguel Ángel Mayo, conocido como Golucho, nació en Madrid en 1949. de formación autodidacta estudió la colección pictórica del Museo del Prado y del Casón del Buen Retiro. Desde 1968 hasta 1973 residió en París, donde vivió los acontecimientos de mayo y descubrió a la bohemia y su espíritu, del que aún se considera deudor. En palabras suyas: "Más que por la calidad artística, por el modelo de vida, el modelo bohemio a mí me interesa mucho...". Con su vuelta a España inicia un proceso de íntima relación con la pintura y sus posibilidades expresivas dentro del realismo, que culmina con la consecución en los años noventa de un lenguaje personal, notablemente novedoso en el escenario de las nuevas figuraciones.

Pintor de enorme autoexigencia, la obra de este creador conecta con la corriente del nuevo realismo y se caracteriza por el uso de texturas y la representación del ser humano. Su mundo se centra básicamente en el ser humano y el estado de las almas, y cómo se manifiesta ese estado en lo puramente corporal y físico. Escoge personajes intensos, marcados por la vida, de enorme poder comunicador. Les practica un retrato generalmente cruel y fuertemente singularizado, con una técnica complejísima, donde la propia búsqueda se convierte en un nuevo tipo de virtuosismo y emocionante aventura. Usa el soporte como un elemento más de la pintura, rompiéndolo, alterándolo o superponiendo distintas capas. Frente al uso de las nuevas tecnologías, de la utilización del ordenador en el arte actual,  Golucho se decanta por la pintura y el dibujo realista.

Algunos de los artistas firmantes del manifiesto:
Antonio López

André García Ibañez

Dino Valls

Noé Serrano


Inició, junto a otros creadores como Andrés García Ibáñez y Dino Valls la nueva figuración española o nuevo realismo. Junto a estos dos pintores, Antonio López y Noé Serrano entre otros, han creado el manifiesto contemporáneo La Gallina Ciega, del cual hablamos hace unos días en  http://idasdecocina.blogspot.com/2011/02/receta-de-alcachofas-con-mantequilla-de.html y que se puede consultar en http://www.lagallinaciega.com/. Allí se analizan los criterios estéticos y valorativos del arte contemporáneo, así como se reclama una vuelta al arte de calidad intelectual sin que ello lleve al desprecio de los procesos artesanales en el arte. La obra de nuestro pintor se ha expuesto en ciudades como París, Bruselas, Filadelfia y Nueva York y, desde que ganó en el 2007 el II Concurso de Pintura y Escultura Figurativas con la obra Retrato de Isomnios, se ha podido disfrutar de su obra también en ciudades españolas como Barcelona, Córdoba, Melilla, Almería y Alicante.

Citas del autor:

“El que no ve la belleza está condenado a destruirla. La belleza no es lo que creen aquellos para quien no es algo vital. El que no la ve no la echa en falta y la confunde. El que no la ve la destruirá sin llegar a saber lo que es“

“El problema que tiene el realismo es que todo el mundo cree comprenderlo. Se piensa ante un cuadro realista que su cometido es la mera representación de lo cotidiano. La ventaja que tiene la abstracción es que la gente se vuelve humilde y dice "no lo entiendo" y esa forma de no descubrir ese cuadro les sitúa más cerca del testimonio de dicha obra. Pero cuando se trata de comprender rápidamente la pintura, ahí está el realismo. La conclusión es que el espectador resbala sobre la superficie de lo representado y dicha obra puede quedar en la mera apariencia y en la habilidad técnica…”

"La pintura, el dibujo necesita manos, si no tienes manos no la haces. El pintor tiene que tener una calidad de oficio, de artesano"

Melón francés:(óleo sobre tabla, 34 x 37cm) 2004

Un sentimiento de inquietud y de inseguridad invade el espíritu del espectador que se atreve a enfrentarse a esta obra de Golucho. No es por ninguna circunstancia evidente. No hay ningún elemento aparente en la obra que nos provoque una reacción tan consciente y dura como lo hace. Al analizar con profundidad las razones de tal circunstancia nos damos cuenta del especial tratamiento que el autor hace de un tema tan clásico como son las naturalezas muertas o bodegones. Complejidad mental, concepto que se ensalza en el manifiesto La Gallina Ciega, es la clave para catalogar la obra dentro de la idea de modernidad.

Cierto es que las corrientes vanguardistas del siglo XX han monopolizado el término moderno para definir la ruptura con la pintura figurativa. Todo tipo de soluciones plásticas que alejen a la obra de la naturaleza son consideradas modernas, mientras que las corrientes figurativas eran expulsadas del paraíso moderno al reino de lo caduco y clásico. Lo cierto es que lo que hemos aprendido con Golucho es a ver que no es todo tan sencillo. La identificación modernidad con destrucción de las formas naturalistas es un error de primera magnitud. Lo moderno no debe de ser simplemente una cuestión de forma y lenguaje, también debe valorarse el contenido y el mensaje. Si se nos apura diremos que sobre todo debe tenerse en cuenta estos últimos factores para la valoración de una obra. Para comprender mejor esta idea no hay mejor explicación que la que nos ofrece el propio autor:

“El realismo es el estilo que con más facilidad  llega a confundirnos. La rápida apreciación de los sentidos hacia algo expeditamente representado, nos lleva a una peligrosa valoración. Poder aislar la unión entre la cotidianidad de lo representado, (tendencia innata a la comparación),  la profesionalidad del oficio, el virtuosismo artificioso, -siempre de fácil aplauso-, o la orla física y fingida del "artista" que, como un icono se imprime en el inconsciente de forma más penetrante que la propia obra, y por consiguiente hace de valor superlativo y constante en el propio publico. Sólo si aislamos todo esto y esforzándonos más en escuchar lo que subyace bajo  toda forma de expresión estética, entonces, sabremos diferenciar una obra de arte de un trabajo posiblemente sólo bien hecho.”

Otras ideas de modernidad sencillamente tienen en cuenta el carácter de innovación y novedad que reproduce la obra. La sorpresa como elemento esencial. Lo novedoso se eleva a los altares de manera evidente en nuestros días. Y no es que el concepto moderno no conlleve su necesaria dosis de innovación, el asunto es ver qué es novedoso y trasgresor en que esferas debemos buscar la sorpresa.

En nuestro caso vamos a comenzar por el final. Afirmamos que la obra de Golucho, y en especial Melón francés, se enmarca plenamente y por derecho propio dentro de la gran ruta de la modernidad, y las razones para justificar tal aseveración son las que siguen:

1- La limpieza compositiva extrema: El autor consigue crear con ella una atmósfera inquietante y claustrofóbica, que impacta en un espectador acostumbrado a un mundo de plenitud y movimiento. Enfrenta al mundo a su mayor miedo, la soledad. La ausencia de lo ajeno y la impersonalidad del otro nos acercan, paradójicamente, a los paisajes metafísicos del surrealista italiano Giorgio de Chirico, al que, por cierto, nadie se atreve a cuestionar su modernidad.

2- La gastrohumanización: Hemos tenido, perdón a los puristas de la lengua, que inventar un nuevo concepto para explicar un sentimiento de difícil explicación racional. Al enfrentarnos a la obra, de manera automática, identificamos la fruta con una forma humana. –quizá la razón sea que ya habíamos visto obras del autor donde aplica el mismo tratamiento en cabezas humanas. Lo cierto es que aquí se supera con nota el ejercicio de personificación de un objeto.

Similitudes evidentes:
Melones que son personas...

...y personas como melones


3- La paradoja llevada al extremo: La obra aporta unas paradojas conceptuales propias de los mejores artistas barrocos. En un tiempo, el actual, en el que el tema del bodegón ha sido apartado de la primera línea y queda sólo como ejercicio técnico para escuelas, Golucho nos presenta uno con unas singularidades especiales. Se aleja del tratamiento canónico del mismo, al modo de Sánchez Cotán y nos lo presenta en un contexto especial. Fruta humilde en espacio sublime. Paradoja que logra exponer situando la figura a la manera de una joya o de una obra valiosa de un museo. La luz frontal y dirigida y el fondo plano libre de distracciones destacan la importancia del objeto situado sobre pedestal. Pero, qué encontramos ahí, nada menos que un melón dispuesto a ser degustado por cualquiera que pase por ahí.

Para terminar estas líneas queremos recordar dos de los poemas que Golucho nos ofrece en su web intercalados entre fotografías de sus obras.

“No temas, son más débiles que su apariencia, su seguridad,  tu titubeo, tus sueños, su insomnio.
No temas; observa como se forma un cúmulo sobre los chopos, alto, blanco, inalcanzable.
Solo esta allí para ti, se escapa con su libertad, no temas. Síguele.”

“Un  Napoleón de yeso en el pasillo 

No estoy cansado de buscarte pues nunca dejaste acercarme tanto
Estoy enfermo de niñez dejada  por corredores de extraños dogmas por donde nunca tuviste necesidad de pasear tu insomnio, siempre dormías.
Siempre  crecíamos en silencio para no molestarte, lamento que desde tu cuarto no vieras el océano frío y negro de la eterna medianoche.
A veces me pregunto si toda esa tristeza que va extendida por mis ojos no es otra cosa que la ausencia del volver empequeñecido a tus rodillas.”

Presencia y ausencia inquietante

Saludos modernos desde idasdecocina para los artistas y sus públicos

viernes, 11 de febrero de 2011

Receta de Alcachofas con mantequilla de limón y tomillo (Manifiesto La Gallina Ciega)

Receta de Alcachofas con mantequilla de limón y tomillo (Manifiesto La Gallina Ciega)

Nuestra protagonista


Receta Alcachofas con mantequilla de limón y tomillo

Ingredientes: (para cuatro tapas, si lo que se quiere es comer como plato multiplíquese todo al menos por cuatro)

Cuatro alcachofas grandes
Tres limones
125 gr de mantequilla
20 gr de tomillo fresco
Sal
Pimienta

Elaboración:

En primer lugar llenaremos una cazuela grande hasta la mitad de agua fría en la que exprimiremos el zumo de dos limones y añadiremos también las cortezas de los mismos. Arrancaremos las hojas abiertas o pochas de las alcachofas y cortaremos las puntas si no están muy verdes, suelen aparecer de un color marrón que no aporta buen sabor. Con un par de centímetros debería bastar. Las introduciremos en la cacerola y las llevaremos a ebullición durante 20 ó 30 minutos. Se sabe si están cuando las hojas se pueden desprender sin problemas.

Una vez cocinadas las escurriremos boca abajo y las dejaremos atemperar durante un cuarto de hora, en el que nos dedicaremos a preparar la mantequilla de limón y tomillo. Fundiremos la mantequilla a fuego lento en una sartén a la que le iremos añadiendo en orden el tomillo, la ralladura de un limón, el zumo del mismo y la sal y pimienta al gusto.

Por último pondremos las alcachofas en una fuente, las salpimentaremos y rociaremos con la salsa todavía tibia. Listas para servir junto a un cuenco de mantequilla para mojar una a una las hojas de alcachofa que se recomiendan comer con las manos y chupándolas haciendo ruido. Así se les saca a las hojas todo el sabor, pues no son fáciles de masticar, ni agradables de comer. Para tragar reservaremos el corazón, delicado y fino y para rematar untaremos unas buenas rebanadas de pan migoso en la salsa sobrante. Será pecaminoso, pero para eso estamos. Viva el exceso.


Resultado final con la mantequilla de tomillo y limón

Versión braseada

Ligando la mantequilla

Apuntes sobre la alcachofa:

La excusa para elegir a nuestra protagonista la alcachofa nos ha caído por casualidad. La lectura del Manifiesto La Gallina Ciega nos ha llevado a volver a nuestras reflexiones de la gastronomía como arte. Un grupo de artistas, mayoritariamente figurativos, nos abren horizontes de autenticidad perdidos en el camino de la historia u olvidados por intereses comerciales. El valor de la autenticidad y pureza en el arte nos ha llevado a buscar un ingrediente con esas características. Pero para que una obra no abandone su condición de arte, afirman los firmantes, no debe de perder el valor de la complejidad y el ejercicio mental. Nuestra invitada, la alcachofa reúne en su esencia todo lo necesario para crear arte: pureza y simpleza, desnudez de artificios, autenticidad y alto valor sensorial (color, aroma, dureza, tersura, rugosidad, crujiente), sin olvidar lo complejo de su tratamiento, la dificultad de su doma y lo especial de su sabor amargo, poco valorado hoy en día donde predominan los dulces y salados.


Fiesta de la alcachofa en Benicarló (enero 2011)

Bullicio callejero en honor a santa alcachofa

Garantía de calidad

Para mayor conocimiento de este ingrediente se recomienda la visita a www.alcachofabenicarlo.com que es la web del Consejo Regulador de la D.O. Alcachofa de Benicarló, con muchas curiosidades de su historia, propiedades y recetas.

Justificación de la receta:

Antonio López (firmante del manifiesto)


Cae en nuestras manos un Manifiesto artístico elaborado por un conjunto de artistas que, además de simpático por ser una costumbre casi perdida, nos ayuda a afinar un montón de reflexiones que tenemos sobre el mundo de la gastronomía. Dicho Manifiesto se puede encontrar en www.lagallinaciega.com/manif.php y lo valoramos en una doble dimensión. Por un lado su contenido, con el cual tenemos coincidencias y enormes distancias como trataremos más adelante. Pero la otra faceta es la quizá la que más nos ha impresionado. Artistas de renombre significándose, entre ellos Miguel Ángel Mayo (Golucho), Antonio López, Noé Serrano, Andrés García Ibáñez o Dino Valls. Parece mentira en días tan blandos como éstos. Y no sólo dándole candela al orden establecido en el mundillo artístico, incluso llegan a ser críticos con la sobrevalorada clase media y sus hábitos. Crítica al poder y a las costumbres sociales puestas de relieve en un manifiesto artístico firmado. Sólo se puede decir una cosa al grupo de creadores que se adscribió a tal iniciativa: Bravo por la osadía.

Centrándonos en el contenido del manifiesto, vamos a intentar hacer un ejercicio de aprovechamiento como es habitual en nosotros. Hemos seleccionado cuatro grandes afirmaciones del manifiesto y tres conclusiones generales. Lógicamente la elegidas lo han sido porque nos llevan a conclusiones en el mundo concreto de nuestro apreciado arte, el gastronómico, superior al resto tanto por la mayor complejidad de su lenguaje como por la mayor profundidad de su mensaje (pero esto es otro debate). Los autores de esta proclama se centran en varios puntos de debate actuales sobre el mundo del arte contemporáneo. Veamos lo que rascamos de cada uno de ellos:

1ª Afirmación: Se debe ser crítico con la elección como criterios valorativos del arte de la novedad y la originalidad que por sí garantizan la bondad de una obra. Elegir esos criterios como condiciones suficientes olvida otros criterios como la complejidad en la creación y plasmación que conlleva un gran virtuosismo mental (no confundir con procesos artesanales o mecánicos ajenos al concepto de creación).

Llevado al terreno gastronómico estamos totalmente de acuerdo con esta aseveración. No vale todo por ser novedoso e innovador. No es justo con la valoración de un cocinero hacerlo únicamente en función de lo que tiene de ruptura con el pasado. Es más, caería en un profundo error el cocinero que tuviese como autoexigencia el constante trabajo de búsqueda de algo nuevo. Se perdería en fugacidades pasajeras que traicionarían una de las esencias del Arte como es la transmisión de mensajes no sólo al mundo de su tiempo, sino al venidero. La obra como agente transformador perdería, con la única referencia de la novedad, el resto de sus armas. Se alejaría del verdadero mundo artístico para llegar al meramente técnico. La esencia de un buen plato se aprecia por los sentidos, está claro, pero además lo hace a través de un proceso mental en el que se conjugan la memoria, la genética, la imaginación, la aventura y tantas variables que se hace imposible descifrar sus claves profundas sin tener en cuenta multitud de factores en la valoración del mismo.

La famosa Gran Vía, icono del hiperrealismo

Kandinski lo es para la abstracción


2ª afirmación: Se debe revisar el neoprimitivismo y el amor a la rudeza elemental. Lo que es lo mismo, el elogio de la torpeza como sinónimo de autenticidad y profundidad.creativa, repudiando las tendencias naturalistas como meras representaciones de la realidad sin más alma que la aportada por ella.

En este punto y referido al mundo de la cocina la cosa no la tenemos tan clara. En nuestro ámito identificamos la tendencia primitivista como el uso de técnicas de cocinado antiquísimas y ajenas al mundo actual, y como naturalismo aquellas más adaptadas a las necesidades y condicionantes contemporáneos. La vida moderna obliga a manejar unas técnicas determinadas. Podemos citar costumbres impuestas por su economía en el esfuerzo y por la rapidez que las caracteriza como el uso del microondas, los alimentos precocinados envueltos en conservantes, el uso de monótonas vitrocerámicas e inducciones, incluso la olla Express, la Thermomix y los robots de cocina. La realidad se impone y la resistencia del consumidor es mínima ante ella. Cada nuevo invento se extiende con rapidez y mientras permanecemos ignorantes de las transformaciones que estos ingenios producen en el resultado de las recetas. Siendo críticos con el abuso de esta nueva forma de cocinar y perjuicio que causa en nuestros platos, somos conscientes de la dificultad que una familia media tendría en nuestro mundo para invertir el proceso, pero eso no quita para que valoremos positivamente la extensión de otros hábitos que nos acercan al origen de nuestra especie, saltándose los valores estéticos y prácticos imperantes hoy. Irse a monte a comerse un costillada a la brasa rompe con toda lógica moderna. No es práctico, es caro, conlleva un esfuerzo mayúsculo, precisa de conocimientos previos importantes. No sale rentable, en fín. Pero qué sentimos cuando lo hacemos. La naturaleza nos habla en forma de costilla, o de morcilla. Nadie se acuerda de consejos nutricionales ni de moderación. Regresa el instinto animal del exceso, hoy tan en retroceso. Así que afirmamos que no es que defendamos una vuelta del hombre al árbol, pero si la práctica habitual de rituales que nos recuerden nuestra esencia y que alejándonos del espíritu de nuestra época nos acerque un poco más a nuestro lado más instintinvo. Amamos las espumas, esferificaciones y reconstrucciones (iconos de nuestros días); en perfecta combinación con la pizza congelada, las fajitas de microondas y la bollería industrial (imposiciones del ritmo de vida que hemos elegido); y sin rivalizar con una buena carne a la brasa, un chuletón en una sidrería o unos espetos de sardinas en la playa (brutalismos insustituibles, válvulas de escape que nos acercan a nuestra esencia oculta). Nos acusarán de eclecticismo pero no saben lo que se pierde quien no es capaz de valorar en su medida toda creación humana como manifestación (acertada o no) espiritual.

Tradición...

...y vanguardia
Les une más de lo que les separa, aunque eso no venda


3ª Afirmación: Error de la historia del arte al elevar a los altares una manera de clasificar el arte basada en la existencia de dos bloques antagónicos: lo clásico y lo moderno.

Aquí diferimos mucho de la posición de los firmantes, pues creemos que tratan de manipular una realidad para llevarse el gato a su tejado. Ellos hacen la crítica a la historia del arte para pasar inmediatamente a criticar el concepto de moderno y defender el de clásico. Comparan cuantitativamente ambas tendencias con mal resultado lógico para la visión moderna y tildan de soberbio a un siglo como el XX que si se caracteriza por algo es por la convivencia de todo tipo de corrientes artísticas en relativa libertad creativa. En el mundo del fogón en seguida se nos viene a la cabeza la polémica falsa y alimentada por intereses editoriales entre dos de nuestros grandes maestros: Santi Santamaría y Ferrán Adriá. Lo clásico y lo moderno vendieron los creadores de la polémica. No hay oposición posible, pues ambos son creadores con lenguajes artísticos propios y diferentes entre sí, pero respetando los principios más elevados del concepto de arte. Búsqueda de la belleza como camino hacia el conocimiento y la felicidad, labor creativa como ejercicio mental, expresión de un alma hacia el mundo en forma de obra personal, dominio de la técnica que permita dar el paso de la mente a la obra con factura intachable y un largo etcétera. El hecho de que difieran en la manera de tratar los productos es algo menor. Tan menor como que un pintor represente en su lienzo las formas en un lenguaje natural o abstracto. Ambos, con preparación y sin prejuicios son tan válidos para la transmisión de un contenido o sensación. Debate inútil y siempre interesado y autojustificativo. Podemos ver cómo hay quien no necesita entrar en él, y eso en nuestros tiempos se valora.

4ª Afirmación: Es un hecho negativo el sometimiento al mercado económico como mecanismo de encumbramiento de artistas. Dejando en manos de agentes comerciales la dirección en la tarea de seleccionar los artistas más representativos de una época y arrancándosela de las manos a quien la tuvo antes, una élite cultural encabezada muchas veces por los propios artistas.

De acuerdo en casi toda la idea, pero con un gran condicionante. No tiene gran valor la crítica exclusivamente mental al orden jerárquico establecido en cuanto a la valorización de los artistas. El compromiso y el ejemplo personal también lo deben ser. En nuestro caso lo tenemos clarísimo. Odiamos el orden social en que vivimos. La jerarquía por cuestiones económicas es errónea y negativa en todo su sentido. Por otro lado, al tocarnos vivir con una posición laboral y económica aceptable tomamos día a día la posición hipócrita de llevarnos por delante todo lo bueno que podamos sacarle a esta sociedad, y tenemos claro que si llega el momento de sublevarnos contra este orden no será con manifestaciones cívicas o huelgas blanditas, tampoco con firmas de manifiestos, sino con la quema de bancos, palacios y algún que otro museo. Fuego purificador que predica tanto la iglesia como el anarquismo. Creación desde la destrucción. La crítica sin compromiso vital es la que practicamos el resto, pero sólo es un ejercicio de hipocresía y autoengaño que nos permite, en alguna noche, abandorar el Prozac por unas horas.

Melón francés de Golucho
Éste tendrá su post particular, lo merece


1º Conclusión: en todas tendencias existe un arte contemporáneo de calidad oculto por las instituciones públicas que serían las encargadas de su difusión y de preparar a través de la educación a la población para su valoración y disfrute.

Aquí no hay duda posible, pues la administración potencia de la misma manera la cocina tradicional (sobre todo la administración descentralizada) y la llamada vanguardista (ésta a través de la central). Es cierto que parece que la pugna entre centralismos y autonomistas (localistas o incluso independentistas) se ve reflejada en la oposión conceptual entre cocina tradicional y moderna, creando muchas veces rivalidades artificiales con usos partidistas. Parece que la genial y famosa cocina de vanguardia es junto con el fútbol lo único que une a los españoles y por ello desde el poder central se valora tanto, sin darse cuenta de que esa cocina, como no puede ser de otro modo nace de la sabiduría popular, y no sólo de todos los pueblos de esta piel de toro, sino de lugares lejanos que nos prestan esencias ancestrales que incorporamos a nuestras elaboraciones.

2ª Conclusión: Criterio erróneo el de la creación de museos sin colecciones permanentes, sometidos a exigencias de modas y mercado. Existe una clara tendencia a trivializar los contenidos e incorporar el consumismo-espectáculo, lúdico y divertido.

Bueno, aquí se pasan un poco de puristas. Todo puede convivir. No puede concebirse una sociedad cambiante que no lo haga en todos sus aspectos. La función del museo se transforma en el mismo sentido y ritmo que la del conjunto de la sociedad. Además hay algo claro y positivo en todo esto. La experiencia nos demuestra que muchas veces aspectos que se convertirán en relevantes en nuestras vidas los hemos descubierto en circunstancias ajenas a ellos. Buscando algo con un objetivo concreto nos encontramos con otra cosa distinta y mucho más relevante. Si eso pasa yendo a comprar al supermercado, metamos a la gente a un museo, que lo que encuentre allí al menos no será peor que lo que haya por la calle, aunque sea atrayéndolos con luces de neón.

Golucho en alarde naturalista

3ª Conclusión: Existen enormes carencias culturales en las sociedades desarrolladas y ricas, en las que no se ha sabido articular medidas para garantizar la culturización de la masa poblacional desde los sistemas educativos.

Esto es evidente, pero aquí los autores pecan de una ingenuidad supina. Por definición los sistemas educativos están ideologizados siempre. Nuestra sociedad defiende sus principios de competitiviad, productividad, materialismo y falta de crítica ante las instituciones que ejercen el poder. Es su cometido y lo hacen bien. Ninguna sociedad basada en la existencia del poder y jerarquizada ha hecho otra cosa. Es cierto que eso se debe llamar manipulación, pero es lo que es. Pretender que sea desde el poder desde donde nazca la capacidad de valorar la libertad individual (en este caso creativa) es una exigencia pueril. En el mundo gastronómico esto no tiene tanta relevancia pues al tratarse de un arte mayor, el espectador (comensal) se sitúa en estado de mayor libertad ante la obra, que por sí misma es capaz de reivindicarse como obra de arte sin necesidad de apoyos institucionales ni una educación previa.

Saura clava el lenguaje abstracto en su Perro de Goya

De todos modos, con las coincidencias y las diferencias que nos hemos encontrado, este manifiesto nos parece útil, inteligente, acertado y nos conecta con épocas donde el debate y el intercambio de ideas eran más habituales. Al menos con momentos donde el cuestionamiento de las posiciones propias y ajenas se hacía en campos de batalla abiertos y a pecho descubierto. Gracias por la valentía