El
nacimiento de una nación: el Reino de Vortex de Plástico
Ha nacido un nuevo continente sobre la base de nuestros desperdicios |
Una de esas
noticias que pasan de largo por la prensa, siempre dedicada a asuntos de más
alta enjundia, me ha llamado recientemente la atención. Había oído hablar del
tema en algún lugar, pero no me había detenido a meditar sobre el asunto. La
sorpresa llegó cuando escuché, por fin, el álbum Presidente de Sr. Chinarro. En él aparece un tema que, bajo el
título de Vacaciones en el mar, se presenta cargado de visión poética e
ironía. El artista andaluz nos remite a un lugar que parece un símbolo, un
Itaca personal, pero de repente, la noticia que pasé meses atrás por alto se me
vino a la mente. El Sr. Chinarro estaba hablando de ella. No era un símbolo, ni
un concepto metafísico. Se trata del nacimiento de una gigantesca isla de residuos
plásticos en el Pacífico Norte. Debido a las corrientes marinas, los millones
de toneladas de desperdicios que se lanzan en el mar se han visto atrapados en
un remolino, creando el mayor impacto ecológico del que hemos sido autores. Impresiona
la falta de divulgación de este hecho en los medios de comunicación. Este es en
realidad el peor desastre natural que haya producido la humanidad por sus
dimensiones y consecuencias ecológicas.
Para
hacernos una idea, el área afectada ocupa una superficie de aproximadamente el
tamaño de Francia. Se estima que
hay aproximadamente entre cien mil y trescientos mil millones de toneladas de
desperdicios acumulados flotando sobre las aguas. La fantasmagórica isla
tiene una profundidad de hasta diez metros y está compuesta por desechos del
tipo de botellas, bolsas de plástico, tapones, colillas… La isla de plástico
fue descubierta por el marino y oceanógrafo Charles Moore, cuando realizaba una
travesía entre Los Ángeles y Hawái, desde entonces el investigador no ha hecho
más que difundir el problema.
Para evaluar el impacto medioambiental, un grupo de
científicos y ambientalistas se aventuró en una expedición con los barcos New
Horizon de Scripps en San Diego y el Kaisei de San
Francisco para evaluar el impacto del “vortex” en la vida marina. La evaluación
confirmo que muchas especies ingieren partículas descompuestas de este
plástico. Además, en la medida en la que el plástico al exponerse bajo el sol
del océano despide toxinas al mar, estos materiales afectan a la vida animal y
repercuten de manera importante en la atmósfera planetaria. Así que vamos
apañados con la islita de marras.
Desastre ecológico de gran magnitud |
De todos modos, como dice el refrán No hay mal que por bien no venga. Así que mientras encontramos el
modo de invertir la situación y de limpiar nuestros océanos antes de que nos
extingamos, podemos buscar alguna utilidad para este curioso lugar, el paraíso
de plástico. Por el momento sólo se me ocurre una posibilidad que resultaría
muy favorable para el conjunto de ciudadanos. Podemos enviar al destierro a
nuestro Ejecutivo al completo para que disfruten aplicando las ideas
neoliberales ante la perpleja mirada de pingüinos, focas y leones marinos. Ya
de paso podemos aprovechar y mandar con ellos a la isla artificial algunos
regalitos para que les hagan compañía. El ofrecimiento será sin
contraprestación, pues desembarazarnos de lastres así ya será suficiente
recompensa. Se pueden llevar bajo el brazo:
La Escuela Concertada para una inmejorable educación de sus posibles vástagos. No la echaremos de menos y podremos dedicarnos a ampliar la Escuela democrática por estos lares.
La Iglesia Católica. Renunciamos a su paraíso prometido a cambio de mejorar las cosas aquí abajo. Cambiamos la Jerusalén celestial por la terrenal y divertida Babilonia.
Pueden acompañar a nuestros gobernantes todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, así como el Ejército nacional. Pero eso sí, deberán dejar aquí las partidas del presupuesto dedicadas hasta ahora a esos menesteres para su reinversión en instituciones con fines sociales. Las armas y sus portadores a defender las costas del nuevo continente.
Pueden llevarse todos sus amados símbolos |
Como toda nueva nación que se precie, los nuevos
habitantes de la isla necesitarán cargarse de símbolos nacionales. Así que
generosamente les cederemos aquellos por los que tanto amor histórico sienten,
a saber: la bandera rojigualda, el himno sin letra del chuntachunta y el escudo
(podrán escoger la versión con o sin aguilucho, ambos para ellos). La Selección
Española de fútbol y el Real Madrid galáctico también podrán acompañarles en su
odisea.
Por último, podemos facilitarles la tarea de decidir sobre su forma de gobierno. Que sea una nueva y moderna monarquía parlamentaria. De esas en las que loss miembros de la familia real puedan casarse con deportistas de dudosa integridad, desquiciadas reporteras o parásitos amantes de las escopetas. Toda la Real Familia para ellos. Para que puedan sentirse llenos de orgullo y satisfacción, pagando sus suntuosos gastos corrientes.
Vacaciones en el mar
(Sr. Chinarro)
Y yo tendré un velero y llegaré primero al Edén,
al paraíso de verdad,
no será el azar sino un gran bazar todo a 100,
rumbo al sitio que los conquistadores
esperaban encontrar, al parecer tal era el plan,
vacaciones en los plásticos del mar.
He visto en Google Earth un sexto continente:
botellas, trastos y presentes
flotan en un remolino, creo que es divino,
yo me alegro por mis competidores.
Ay, señores, ¿qué esperaban encontrar?
Vacaciones en los plásticos del mar.
Descorcharé el champán, me dejaré besar,
diré que es mío cuanto me rodea,
veré el vacío en la marea
y dejaré acertijos en la botella
a los regatistas revanchistas que vendrán
navegando en un contenedor quizá.
Ay, señoras y señores,
¿qué esperaban encontrar?
Vacaciones en los plásticos del mar,
plásticos del mar.
al paraíso de verdad,
no será el azar sino un gran bazar todo a 100,
rumbo al sitio que los conquistadores
esperaban encontrar, al parecer tal era el plan,
vacaciones en los plásticos del mar.
He visto en Google Earth un sexto continente:
botellas, trastos y presentes
flotan en un remolino, creo que es divino,
yo me alegro por mis competidores.
Ay, señores, ¿qué esperaban encontrar?
Vacaciones en los plásticos del mar.
Descorcharé el champán, me dejaré besar,
diré que es mío cuanto me rodea,
veré el vacío en la marea
y dejaré acertijos en la botella
a los regatistas revanchistas que vendrán
navegando en un contenedor quizá.
Ay, señoras y señores,
¿qué esperaban encontrar?
Vacaciones en los plásticos del mar,
plásticos del mar.