miércoles, 2 de febrero de 2011

Receta de Tarta Lodo del Mississippi (Tres ideas de libertad)

Receta Lodo del Mississippi (Tres ideas de libertad)

En su versión cafetería de carretera,


vanguardista,


o casera,


Se trata de un bocado auténtico y suculento

que nos acercará a la
felicidad 



Receta Lodo del Mississippi

Ingredientes:

Para la masa:

180 gr de Harina
120 gr de Mantequilla en pomada
Una yema de huevo
10 gr de Azúcar blanco
Sal

Para el relleno:

150 gr de Mantequilla
250 gr de Azúcar blanco
50 gr de Chocolate negro
50 gr de Cacao en polvo
20 gr de Café soluble
Tres huevos
Tres cucharadas de Miel
Tres cucharadas de Nata líquida
Una cucharada de extracto de Vainilla

Versión golosa
Doble capa


Elaboración:

Comenzaremos con la masa. En un recipiente grande introduciremos la harina, el azúcar, un pellizco de sal y la mantequilla en pomada. Mezclaremos hasta conseguir una textura migosa a la que añadiremos la yema de huevo para compactarla. Amasaremos el conjunto y formaremos una bola que envolveremos en papel film e introduciremos en el frigorífico para que enfríe unos treinta minutos.

En el siguiente paso dispondremos la masa por un molde redondo tradicional de repostería de los de 23 centímetros. Dispondremos legumbres secas por la superficie antes de hornear para evitar que la masa levante demasiado (también se puede pinchar la masa con un tenedor para conseguir lo mismo). Con el horno precalentado a 180 ºC introduciremos el molde en él un cuarto de hora.

Hora del relleno. En una cacerola derretiremos la mantequilla, el chocolate, el cacao en polvo y el café soluble. Aparte, en otro recipiente batiremos los huevos con el azúcar, la miel, la nata y el extracto de vainilla. Atemperada la primera de las mezclas las uniremos en un recipiente hasta que se integren bien.

El montaje final llega cuando vertemos el relleno sobre el molde con la base de la tarta ya cocida. Introducimos de nuevo en el horno a la misma temperatura durante media hora. Lo que nos encontraremos al sacarla será una suculenta tarta de chocolate muy densa y compacta. De esas tan poco habituales en el mundo mediterráneo, pero que chiflan a los anglosajones (parece que por aquí se disfruta más de la esponjosidad de un bizcocho ligerito). La mezcla de chocolate, miel, vainilla y el toque de café crean un gusto y un aroma tan complejo y potente que será difícil no caer rendidos a sus pies. Además debemos tener en cuenta que el viento de la libertad es a veces frío y debemos tener el cuerpo bien abastecido de calorías que nos ayuden a enfrentarnos a él en búsqueda de la ruta de la felicidad.

Mark Twain
Buscador de la libertad


Justificación de la receta:

Estando releyendo los idasdecocina Las Aventuras de Huckleberry Finn, del siempre genial Mark Twain, y al hilo de recientes acontecimientos y noticias que nos llegan estos días nos rondan por la cabeza unos pensamientos que quisiéramos compartir aquí junto a una buena dosis de oscuro chocolate. No queremos convencer a nadie de nuestras teorías. Ni siquiera creemos estar totalmente en lo cierto, pero como estos temas filosóficos no dañan a nadie nos atrevemos a internarnos en ellos.

Las primeras veces que reflexionamos sobre el concepto de libertad fueron en edades muy tempranas e inmaduras. Los primeros recuerdos que conservamos sobre el tema fueron los inducidos por los curas, tan presentes en la creación de ideología en los tempranos setentas. Una definición repetida por ellos es la clásica de que libertad es aquella capacidad que tiene el ser humano para actuar a su antojo, siempre que no coarte la libertad ajena. Seremos muy ingenuos, pero décadas después no hemos sabido superar la paradoja que en sí porta tan simplona definición. Ni permaneciendo en un completo y absoluto estado ascético y detenido podemos dejar de agredir el espacio decisorio de los demás. Las relaciones del hombre con el entorno son tan complejas y diversas que cualquier contingencia que originemos, por nimia que sea, acarrea consecuencias, a veces sorprendentes e importantes, en los otros.


Visión jesuítica del asunto:
La libertad es el cumplimiento de los deseos
si no afecta a la de los demás
¿y eso qué es?

Continuando los estudios nos acercamos a otras visiones del concepto. Al analizar la Revolución Francesa como paradigma de revolución liberal vimos aparecer nuestro término enarbolado por los revolucionarios junto a la igualdad y a la fraternidad. Pero también fue frustrante, esta vez no por erróneo y simple, sino por incompleto. A la vista de los resultados revolucionarios, la formación de sistemas capitalistas, la idea de libertad se autolimitaba al ámbito de la legalidad y el derecho positivo. Todo hombre nace libre, decían sus ideólogos. Y era cierto, pues la igualdad ante la ley ponía a todo el mundo bajo las mismas reglas de juego y con la misma capacidad decisoria en sus vidas. Pero la realidad se imponía a los discursos y era la desigualdad económica la que verdaderamente determinaba el alcance del libre albedrío de cada cual. Por ello esta nueva y laica visión se nos quedaba corta como.


Los revolucionarios franceses buscaban libertad de clase
entre mensajes universales 

La tercera cita con la idea de libertad nos la dio el loco manchego universal. Ya en años universitarios nos tocó leer el Quijote y allí recogía la reflexión más profunda sobre el concepto que habíamos oído hasta el momento. Vale la pena reproducirla aquí:
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.”
Nos la define como inherente al ser humano, como necesaria para que la vida valga la pena, y como más valiosa que cualquier aspecto material del mundo. Romántica idea que, aunque nos pillase en años fogosos, no acababa todavía de satisfacernos pues no veíamos compensación en el disfrute de la misma. Si para ser libre, como realmente demostraba serlo el caballero, debíamos parecer botarates a ojos del mundo e incapaces de llevar una vida integrada en el mundo, casi era preferible ceder un poco de la misma a cambio de una dosis de cordura. ¿Qué ocurría?¿Nos estábamos convirtiendo en unos cobardes conservadores?¿Nos faltaba valor para montar nuestro Rocinante?


A nuestro héroe lo tidan de asocial

La respuesta está en el viento, como decía aquel. Concretamente en el viento que azota los humedales y llanuras del Mississippi. No es necesaria la lectura completa de Las aventuras de Huckleberry Finn para apreciar lo que queremos decir. El autor nos propone un canto a la libertad. Muchos ya lo habían hecho antes y otros tantos lo han hecho después, pero quizá el caso que más útil nos resulta es éste. Mark Twain nos propone una división del concepto por niveles. Tres son los personajes principales de la novela. Cada uno de ellos representa y ejerce una esfera de libertad diferenciada. Y la felicidad de cada individuo viene determinada por el grado de libertad alcanzado en el ámbito que representa. Encontramos en primer lugar a Jim, un esclavo negro fugado en zona sureña y esclavista que lucha por la libertad que denominaremos social. Huck, joven compañero de fuga del anterior representará el ejercicio de la libertad que diremos moral. Por último, Tom lo hará de manera más ingenua por la individual. Detallemos un poco más a fondo cada uno de estos niveles para concluir con la visión del concepto que nos ha aportado la novela.

Jim con su amigo en libertad despreocupada

despreocupada y feliz









Nivel 1. Libertad Social: La libertad ansiada por el esclavo viene definida por su propia condición. Jim aspira a ser tratado del mismo modo que la población blanca. La lucha por las llamadas libertades civiles está en el centro del asunto. Se trataría de una manifestación más del término enunciado por los revolucionarios franceses desde hqacía ya más de un siglo. Derecho positivo, escrito, público, ejecutado por agentes neutrales y que iguale a todo ser humano serían sus aspiraciones. Libertad social que genere el buen concepto de ciudadanía. A la vez también se define en la novela como un concepto destructivo, pues al igual que en la Francia del Antiguo Régimen, en los Estados Unidos de América el paso inicial en busca de la libertad social pasaba por la destrucción del mundo que les toco vivir. Caída de la monarquía absoluta o del sistema esclavista serían fenómenos paralelos en este sentido.


Tom y Huck, individuo y moralidad


Nivel 2. Libertad Moral. La aspiración del joven Huck, al huir del amparo y protección que le dispensaban sus adoptantes viejecitas tiene un valor totalmente distinto. Se trata de una huida de las convenciones sociales que busca la aparición de valores morales y cívicos propios de cada individuo. Se trata de una libertad que trate de respetar voluntades individuales con referencias ciudadanas del entorno. Huck es una persona que desea guiar su vida por la rectitud. Pero no se trata de la rectitud impuesta por una moral establecida a priori, previa a la experiencia personal, sino de unos valores que cada individuo adquiere en la vida gracias a la experiencia. Lucha contra el conservadurismo de la época en una esquizofrenia donde se confunden la escala de valores que propone la tradición con la que desea su espíritu inquieto. El peligro está claro, pues no es consciente de que muchas de las decisiones que toma en apariencia de manera libre, no lo son, al estar subordinadas a valores y juicios que sus viejas benefactoras habían introducido en él. Un ejemplo aclara el tema. Llegado un momento central de la novela, el lector es consciente de que el joven ve en Jim a un semejante. Defiende y entiende la lucha por la libertad del esclavo e incluso participa en esa lucha por convencimiento personal. No es una defensa teórica de los derechos civiles, sino un sentimiento que le viene del conocimiento personal del amigo, de su experiencia. La paradoja viene después, pues Huck no puede desnudarse por completo del sistema de valores y prejuicios en el que fue educado. Familia, comunidad religiosa, vecindario, tradición… Son demasiados condicionantes para el inexperto espíritu. La cumbre de la paradoja se da cuando llega a pensar en entregar al esclavo a las autoridades porque la ley lo dice así. Cumplir la ley o la voluntad individual. Paradoja bien retratada por el autor.


Los amigos en famosa escena

Nivel 3. Libertad Individual: Tom representa un nivel todavía más supremo de la idea de libertad. Se trata del ejercicio puro y duro de la misma. Lo que caracteriza este nivel es la ausencia total de referentes y condicionantes externos. Si en el nivel representado por el esclavo, la libertad viene expresada en un conjunto de leyes y declaraciones que igualan a las personas, en el nivel de Huck el referente es el prójimo y el código sería la moral y espíritu cívico de cada persona. En el caso de este nivel el único objetivo buscado por la libertad es la felicidad alcanzada por el propio sujeto. El joven ve como un juego ajeno a él los asuntos del derecho y la moral. Actúa sin prejuicios legales ni morales. Se debe destacar que, lógicamente, sus acciones tienen muchas repercusiones en su entorno, pero a Tom eso no le quita el sueño. Es más, lo destacable del caso es que cuando el joven Tom debe tomar una decisión, no valora las repercusiones morales o sociales que pueda generar. Únicamente se guía por niveles de satisfacción personal verdaderamente independiente de su entorno. El objetivo del alocado Tom para orientar sus acciones le aproxima a la visión de la libertad quijotesca. Sin duda el joven se muestra ante sus semejantes y a los ojos del lector como un ser alejado de todo compromiso con su mundo. Nada le condiciona fuera de sí. Sería lo que los mojigatos de hoy llamamos egoísta, pero que no es otra cosa que una muestra del nivel más elevado y menos y menos practicado de libertad. A la manera que predicaba Adam Smith para la esfera económica y material, la búsqueda del beneficio individual repercute en la mejoría del mismo ámbito para todo el conjunto de la sociedad. Así pues, la lucha por la satisfacción de los apetitos instintivos alejados de condicionantes morales y legales, la búsqueda de los mandamientos más animales escondidos en el alma humana a la vez que felicidad personal ayudarán a la mejora global de la sociedad.

Conclusión:

Analizados los distintos niveles en los que se puede manifestar la libertad y teniendo en cuenta que nuestro único objetivo en la vida es la búsqueda de la felicidad podemos establecer unas conclusiones prácticas. Consideramos a modo de manifiesto que un equilibrio entre los niveles sociales, morales e individuales sería el espacio más favorable para alcanzar la tranquilidad de espíritu, la felicidad personal y la contribución a una sociedad más justa y solidaria. De este modo y tras analizar cómo están dichos puntos en nuestra sociedad actual creemos necesario proponer algún ajuste en los mismos. Sin duda, aunque a veces sea cuestionado, el régimen jurídico en el que se enmarcan los Estados modernos democráticos occidentales es del todo válido y puede decirse que favorable al ejercicio de la aquí denominada libertad social. En cuanto al nivel moral, vemos que en  nuestras sociedades está generalmente sobredimensionado. Nuestras actuaciones y decisiones se ven determinadas, limitadas y a veces censuradas por una serie de valores establecidos que no surgieron de la voluntad ciudadana. Todo lo contrario, nos ponemos unos corsés ficticios impuestos secularmente por la tradición y a través de instituciones tan poco representativas de los pueblos como la Iglesia, las monarquías, los Estados totalitarios, los esquemas familiares atrasados… Sería deseable disminuir la valoración moral en la toma de nuestras decisiones para alcanzar el deseado equilibrio entre las tres concepciones de libertad. Por último, nuestro análisis determina que al contrario de la sobrevaloración del nivel moral, el nivel individual está completamente limitado, incluso llegando a niveles de amputación. Mala reputación tiene todo aquello que satisfaga inmediatamente los apetitos provocados por el instinto animal de las personas. Se suele calificar de comportamiento egoísta, egocéntrico, irresponsable, sin compromiso. Sin duda error grave, pues de la satisfacción de dichos instintos llega el nivel de felicidad individual y social más alto que pueda disfrutarse.


Estado peculiar

Río con alma de blues...

y extraños habitantes


Dejemos a Jim en su lucha tal cual está planteada, frenemos al, a veces, reprimido Huck en su ansia por satisfacer intereses morales totalmente ajenos a él y al ser humano en general y animemos a Tom a luchar con más fuerza por su felicidad individual. Igual de Jim, menos de Huck y más de Tom sería a modo simplista la propuesta para la felicidad el hombre del siglo XXI.


Sin otro deseo que felicidad para todo el mundo, se despiden hasta otra los idasdecocina.
Salut

5 comentarios:

La cocina de mi abuelo dijo...

me quedo con la versión doble, jaajajaj

rutaviva dijo...

Ese pedazo de tarta tiene una pinta bueniiiisima. A ver cuando saco tiempo para ponerme y ver qué sale. JL

♥ Ana dijo...

Si me va a acercar a la felicidad, me pido, ración doble, nooooooo, ración triple, que un poco de eso nos viene bien a tod@s
Un abrazo

Alcantarisa (cocinando en mi isla amarilla) dijo...

La tarta es espectacular, nadie se lo niega, la he visto en varios libros de cocina y le tengo ganas...

Pero más espectacular es si cabe vuestra entrada, tan documentada, y contándonos tanta historia.

Besos.

Rosita Vargas dijo...

Leyendo tus historias muy justificadas y bastante reflexiva,me queda dando vuelta la receta,está super buena,ese chocolate que brilla en la superficie,está de comérselo al instante,de las tres formas se ven ricassss,abrazos.