Dió unos pasos por el pequeño habitácuo. Lavabo y W.C. junto al jergón. Escritorio bajo una única ventana que se apresuró a cerrar con persiana y cortinas. Colocó la lámpara de noche sobre la mesa y apagó la luz del cuarto. Ya desnudo vació la mochila sobre la cama descubriendo un extraño equipaje: dos enormes hogazas de pan, una gran barra de slchichón y una docena de botellas de vermouth casero. Aquellas serían las únicas distraciones que se permitiría durante cuatro largas semanas.
Pronto perdió la conciencia del horario. Escribía durante tantas horas que se obligaba a levantarse y hacer ejercicios de estiramientos. Dormía varias veces al día en periodos cortos que le aclaraban la mente, pero incrementaban, al despertar,la sensación de claustrofobia. Cuando el estómago protestaba comía salchichón entre un pan cada ver más duro y rancio, así que acabó salpicándolo con el vermouth para poder masticarlo. Pasaron los días y la rutina se impuso haciendo desaparecer la sensación de pudredmbre que le provocaba su nueva vida.
Al mes siguiente la patrona de la pensión no dió crédito a la escena que se le presentó al abrir la puerta. Iba a comunicar al huesped que el plazo del mes había vencido. Tumbado en el suelo, sobre botellas y restos de comida, desnudo con la sábana anudada entre las piernas. Sólo un vacío parpadeo demostraba que no había muerto en aquel ambiente cargado y lúgubre. Lentamente levantó el brazo señalando el escritorio.
Sobre la pulcra mesa se disponía un bloque ordenado de folios manuscritos bajo la luz de la lamparilla. Al acercarse la vieja acertó a leer el título en grandes letras: 30 Recetas de Cocina. ¿Cómo lograr la felicidad en un mes?
David
No hay comentarios:
Publicar un comentario