viernes, 17 de febrero de 2012

Chuletones para la socialdemocracia (falta de vitaminas contra el miedo)

Chuletones para la socialdemocracia

Olof Palme irradia carisma y dignifica la actividad política
Necesitamos nuevos rostros valientes
Las dos balas del calibre 9 mm que disparó una Smith &Wesson en la espalda del Primer Ministro sueco Olof Palme la noche del viernes 28 de febrero de 1986 en Estocolmo pusieron fin a la vida de un socialdemócrata. Veintiséis años después un nuevo enemigo empuña el arma pero con dos diferencias esenciales. En primer lugar, frente al anonimato en la autoría del magnicidio de la calleSveavägen, el asesino hoy actúa a cara descubierta y tiene un nombre: neoliberalismo. Por otro lado, los proyectiles del 86 iban dirigidos a un objetivo individual y humano, mientras que en la actualidad la víctima se halla en el mundo de las conciencias y la ideología, nada menos que la socialdemocracia.


Eduard Bernstein
Padre ideológico
de la socialdemocracia

No es que uno abrace los principios socialdemócratas fundamentales, pero del mismo modo que un boxeador ayuda a levantarse de la lona a su rival para que el show continúe, me veo hoy reivindicando estos principios a los que tanto he golpeado. El tiempo nos ha dado la razón a quienes vaticinamos que la socialdemocracia era tolerada y piropeada por los mercados y por el sistema capitalista para implantarse a nivel global. Pero una vez utilizada sería aniquilada y reducida a cenizas. El monstruo conocía la necesidad de burlar la contestación social y ganar adeptos en la Guerra Fría a base de edificar un Estado del Bienestar, donde el ciudadano se sintiese protegido y defendido, y en el que la política corrigiese los conocidos errores que provocaría un sistema liberal puro y duro.


Willy Brandt descubrió
al mundo que había
otra Alemania distinta

Una vez vencido el enemigo y disipados los peligros, el camino se despejó para el Imperio del Capital. Ya no son necesarias las concesiones. El Estado de Bienestar y la consideración de la voluntad popular a la hora de tomar decisiones ya no son necesarios. La principal claudicación la han protagonizado los otrora adalides de la socialdemocracia, los Partidos Socialistas nacionales. En nuestro caso, el PSOE dobló la rodilla y fue castigado por el rodillo de los electores socialdemócratas. No es necesario enumerar los martillazos del PSOE al Estado del Bienestar, que tardaron décadas de lucha en construir. Nadie, incluidos ellos, lo ponen en cuestión. Ni por un instante se planteó la insumisión ante las instituciones neoliberales internacionales, ni ante las agencias privadas de calificación. No se cuestionó la conveniencia de afrontar la crisis desde planteamientos políticos, convirtiendo nuestros días en la Edad de Oro de la tecnocracia. Y más importante, se desmarcó de la opinión pública adoptando una actitud paternalista, “Vosotros no entendéis de esto, y además no sabéis lo que es mejor para vosotros”, parece decirnos, “Aunque nos elegisteis para que gobernáramos en un sentido, vamos a hacerlo en el contrario por vuestro bien”. Lógicamente el electorado prefirió que si de todos modos, estuviera quien estuviera en el poder, se iba a gobernar desde la doctrina antisocial, mejor que lo hicieran los malos de pata negra, y no los renegados.


Palme junto al embajador
norvietnamita contra la intervención
militar estadounidense

No caeré en el error de confundir lo que es una ideología que desde el siglo XIX ha luchado por mejorar el mundo con unos partidos políticos de pasado digno y efectivo que hoy se presentan sumisos e incapaces de representar ninguna ideología política. De hecho, este error lo podemos apreciar en la incompetencia y conservadurismo de la RAE, cuando para la acepción de Socialdemocracia ignora su existencia como ideología, y la define con términos tan paupérrimos como éstos:
Socialdemocracia:
                1.            Disidencia del marxismo, consistente sobre todo en rechazar la orientación revolucionaria de la lucha de clases, y en propugnar una vía democrática hacia el socialismo.
                2.            Cada uno de los sistemas derivados del socialismo que, al renunciar a la propiedad pública de los medios de producción, aunque no a su regulación y control, tienden a confundirse con el Estado de Bienestar capitalista.
Diccionario de la Lengua Española
Real Academia Española


Crítica de Marx a los
principios
socialdemócratas

Parece que el panorama político español está condenado a la monotonía y al bipartidismo, pero la realidad ciudadana nos ofrece signos de esperanza. La socialdemocracia no ha muerto, sencillamente no tiene representación política, pero  sus principios, no sólo continúan vivos en las conciencias de la gente, sino que sin duda son los mayoritarios en la sociedad española. No hemos renunciado a un Estado que garantice los derechos sobre los que fundamos nuestra democracia, que iguale a los ciudadanos en oportunidades y servicios esenciales necesarios. No hemos renunciado a que la esfera política regule y oriente a la economía, que corrija las injusticias que ha demostrado que genera cuando se libera al puro libre mercado. No hemos renunciado a una política de cooperación internacional que universalice los valores democráticos, derechos humanos  y desarrollo socioeconómico. No hemos renunciado a integrar las políticas medioambientales en todos los ámbitos para dejar en herencia un entorno del que no nos avergoncemos. No hemos renunciado a luchar por la igualdad de sexo, por la verdadera división de poderes, por la resolución de conflictos por la vía pacífica, por la creación de una institución internacional operativa que no responda a intereses corporativos o partidistas. En fin no hemos renunciado a todo lo que significa la socialdemocracia. El problema real radica en que estos valores mayoritarios no tienen su reflejo en ninguna propuesta política actual.
Imagino la situación actual como un campo de batalla. De cuando las batallas se desarrollaban cuerpo a cuerpo. El liberalismo económico aparece como un soldado que se ha refugiado a la sombra del valiente socialdemócrata. Ha avanzado con él hasta llegar a la trinchera enemiga y, vencido el enemigo, ya no le necesita. Ahora está utilizando una vieja táctica ruin. El soldado cobarde simula una herida grave. Se lamenta con gritos de dolor en forma de crisis. El soldado socialdemócrata, que le ayudo a lograr la victoria, se acerca al mentiroso con intención de auxiliarle. Un cuchillo se esconde bajo la manga del fingido herido. Un tajo largo. Una puntilla lenta y dolorosa acaba con la respiración del héroe. La ingenuidad y el optimismo le han costado la vida. Espero no equivocarme y que el tajo mortal no se haya asestado contra los principios ideológicos, sino sólo contra sus representantes políticos.
De ahí que para nutrir la llama socialdemócrata, que se conserva en la conciencia  ciudadana, mi aportación debe dibujarse en forma de vitaminas. Nada mejor que un buen filete de vacuno para el convaleciente. Por si no fuese suficiente, ahí van tres de los que más he disfrutado. Las balas de Palme y el puñal traicionero del cobarde se tornan hoy en miedo. Esa es su arma para derrotarte. Al miedo sólo se le vence desde la razón y el conocimiento. Hacen falta fuerzas para ello. Socialdemocracia, va por ti. Por tu pasado y sus logros hoy aniquilados, pero también por un futuro más justo, en el que volveré a golpearte duro, pero desde la admiración del contrincante. Recupérate pronto, enemiga compañera.
Entrecot en Benasque (Llanos del Hospital)


Chuletón en Sagardotegia Gartziategi (Astigarraga)


Entrecot con tuétano y bearnesa en París (Chez Paul. Rue de Charonne, 13)

2 comentarios:

elena dijo...

Amigo, parece cosa de la edad o del sentido común y los buenos vinos, quién te ha visto y quién te ve;de revolucionario a socialdemócrata: bienvenido al punto medio, demasiada sangre de los auténticos derramada, necesitamos sangre de chuleta!

David dijo...

Bastante revolucionario es sentirse socialdemócrata en estos dìas. Que ruina...