Menú del día del Restaurante El
Redoble
(Bombos con sordina)
Este Restaurante de la calle Mayor propone sin duda uno de
los más pobres menús que podemos encontrar hoy en la ciudad de Zaragoza. Hace
gala al superlativo del adjetivo en cuestión: paupérrimo. Solía pensar en mis
tiempos timoratos, que cuando no hay nada bueno que decir de un lugar es mejor
no decir nada. El tiempo pasó y los desengaños se sucedieron. Así que, perdida
la inocencia, adquirí la mala costumbre de tratar de contar la verdad.
El menú no destaca ni por su calidad, ni por su cantidad, ni
por sus precios populares. Nos hemos acostumbrado a las estafas en la capital
del Ebro, por ello no valoramos que por diez euros nos deben ofrecer algo con
cierta dignidad. Además en otros muchos establecimientos cercanos están ofreciendo
al mismo precio servicios bien trabajados.
El servicio de pan y vino no es lo peor del menú, aunque la
cesta deba ser rellenada varias veces para terminar de comer, y el vino no pase
de ser un Cariñena del Precámbrico, o al menos de la época anterior a la
renovación de sus caldos, cuando la fama le venía más por sus alta graduación
que por sus matices. De todos modos, el pésimo gusto de la decoración invita al
cliente a sumergirse en los alcoholes, por cierto helados, del tinto. Cuadros
de tétrica Semana Santa invaden unas paredes que debieron permanecer vacías. El
minimalismo ha causado mucho daño al diseño de interiores de nuestros
restaurantes pero el horror vacui, como
el que aquí se presenta, sin duda ha sido mucho más destructivo.
Los primeros platos están protagonizados por escuetas
ensaladas e insulsos platos de cuchara. Uno termina añorando hasta el sabor del
Starlux. Sopas aguadas, legumbres sin apenas apaño y guisos claros y faltos de
sustancia. Si sumamos a la falta de contundencia la escasez de los platos, el
resultado provoca quejidos del estómago, al que se le ha prometido una
recompensa inexistente.
Si decepcionantes son los primeros, los segundos no le van a
la zaga. Poca plancha y producto fresco. Los guisos se suceden en una lista que
sólo muestra elaboraciones de “larga duración”. Vimos aparecer descompuestos y
resecos pimientos del piquillo rellenos de carne sumergidos en una bechamel
harinosa y espesa como el engrudo. El bacalao encebollado consistía en dos mini
piezas aliñadas con una chanfaina de risa sobre una capa de un aceite que jamás
conoció oliva alguna.
Ningún postre casero. Una serie de tarrinas industriales en
estado de semicongelación son propuestas por el camarero con la misma desgana
que recitó las propuestas anteriores. La mala costumbre que tiene el cuerpo
humano de alimentarse varias veces al día, hace que el comensal termine
comiendo la cuarta o la quinta cestilla de pan para espantar el hambre. Una
decepción que no augura buenos tiempos para un restaurante en una época de
crisis, donde todos sus competidores se esmeran por hacer propuestas
atractivas. Copiar de ellos sólo el precio no es una buena decisión.
Menú del día del
Restaurante El Redoble
Precio: 10 euros
Valoración: 2/10
Ensalada aragonesa inconsistente y poco ilustrada. Sólo el
espárrago luce algo en su soledad
Patatas con bacalao con tremendas carencias de pescado
Pimientos del piquillo con sobredosis de harina y microondas
Bacalao encebollado sin cebolla y navegando en oleoso océano
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