viernes, 30 de marzo de 2012

Lila Downs en Zaragoza: tortillas de choriqueso


Lila Downs en Zaragoza: tortillas de choriqueso

Ver video Palomo de comalito
http://youtu.be/8o6QUwsadP8

Receta de tortillas mexicanas de choriqueso aragonés
Homenaje a la oaxaqueña Lila Downs

Antes de comenzar con la elaboración de esta receta, se tiene que advertir al intrépido que ose introducirse en ella, de que va a disfrutar de una de las experiencias más intensa de su vida gastronómica. Los carbohidratos que el maíz aporta a la tortilla envuelven una masa fundida que exhala unas cualidades muy especiales. A la rojiza grasa fundida del chorizo se le une la amarillenta del queso, dando por resultado un río anaranjado que empapa la delgada tortilla. Al morder el suculento manjar, el mantecoso cauce diluye la masa de la tortilla y cada dentellada amalgama el conjunto en un nuevo todo cremoso, que no es necesario tragar, debido a que lentamente se va desintegrando dejando un poso ligeramente picante agarrado en el paladar. Una experiencia increíble que aprendí en mis noches oaxaqueñas. En los puestos de comida de sus mercadillos, donde el ingrediente desfilaba del mostrador a la cocina. Todas las chelas del mundo resultaban insuficientes para borrar la huella del choriqueso, que tenaz y desvergonzado, carente de complejos y sentimiento de culpa, me recordaba mi osadía durante toda la noche.  

Ingredientes:

Dura tarea de amasado y cocinado de tortillas
      Tortillas de harina de maíz cocinadas en comal mexicano

La elección de este ingrediente nos transporta al corazón de una canción del último trabajo de Lila Downs, Pecados y milagros. El tema lleva por título Palomo del Comalito, y se trata de un homenaje a las mujeres mexicanas y al duro trabajo que han venido realizando a lo largo de la historia. El guiño al esfuerzo femenino viene simbolizado por una de sus actividades tradicionales en México como es la recogida del maíz, su molienda y el amasado de las tortillas que servirán de alimento base para cada día. Reproduzco la letra y enlazo con el video porque realmente vale la pena. En él se aprecia la preparación como antropóloga social de la artista.

Palomo del Comalito
La chula... La chulada de esta tierra
Muele ma...Muele masa de maíz
Un mila...Un milagro de sus manos
Amari...Amarillo brillo vi
En tena...En tenate lleva de oro
De oro tier...De oro tierno de maíz
En tena...En tenate lleva de oro
De oro tier...De oro tierno de maíz.

Ya acabó... Ya acabó mi sufrimiento
Ya no hay mal... No hay mal que dure cien años
Palomi... Palomita vuela y dile que yo be...
Que yo beso aquí sus manos
Palomi... Palomita vuela y dile que yo be...
Que yo beso aquí sus manos.

Palomi... Palomita canta un milagro
De la masa del humo de este comal
Tú que be... Tú que bebiste mis lágrimas
De gra...De gra...De granitos de cristal
Palomi... Palomita canta un milagro
De la masa del humo de este comal
Tú que be... Tú que bebiste mis lágrimas
De gra...De gra...De granitos de cristal.

Y milagros...Y milagros de esta tierra
Y mujeres que sus manos alimentan
La que invi...La que invita aunque nada tenga
Y pelea por las cosas que si son buenas
La que invi...La que invita aunque nada tenga
Y pelea por las cosas que si son buenas.
(http://youtu.be/8o6QUwsadP8)

Rumbo a un templo artesano de verdad
      Queso de cabra semicurado de la formachería O.xortical (Villanúa, Huesca)

Para la elección del queso se han tenido en cuenta varias circunstancias. En mis habituales visitas a esta quesería vengo observando unos detalles que me fidelizan a ella cada vez con más fe. En primer lugar, el trabajo es totalmente artesanal. De ello no hay duda por el sabor a tradición, el uso de leche cruda imposible de industrializar, y lo heterogéneo del resultado. Como todos los productos artesanos, es imposible que siempre salgan con las mismas propiedades. Alguien podrá pensar que es un inconveniente, pero a mí me gusta acudir al mostrador y elegir con la esperanza de ser sorprendido. La calidad siempre es alta, pero gusto, aroma y textura varían según sea la pieza. Si no se tiene la posibilidad de acudir a la quesería se pueden encontrar sus elaboraciones en Zaragoza en La Rinconada del Queso (http://www.larinconadadelqueso.com/)

Tienda en la propia granja. Garantía de calidad
Las ocas custodian la entrada
Boliches de Embún: una joya en ascenso
Buena bodega para acompañar los manjares
Los verdaderos tesoros de la quesería
También es de justicia destacar el cariño que los queseros sienten por su producto. Al entregar la pieza elegida al comprador, parece que se desprenden de algo propio. Lo entregan con la esperanza de agradar al cliente, pero con el dolor de perder algo fabricado por ellos. Tratan el producto con delicadeza, y cuando lo dan a probar al curioso, su mirada permanece expectante y a la espera del veredicto. Da gusto ver gente que se dedica a un negocio para intentar salir adelante, pero no olvida el valor del trabajo bien hecho.

La quesería se encuentra a mitad de camino entre Villanúa y Canfranc (pueblo). Desde la carretera general, nos dirigimos a un tramo de la carretera vieja donde se encuentra la granja. Entre el aparcamiento y la tienda se pueden ver una manada de enormes ocas malhumoradas bien cercadas. Pero no tengan miedo, sólo atacan a los comedores habituales de quesos de mezcla y de marcas blancas. Seguro que quien lea estas líneas no cometerá tal blasfemia. Seguro.

Colgando en pleno proceso de curación
       Chorizo de Ternasco de Aragón I.G.P. del obrador El Terrizo (Villafranca de Ebro, Zaragoza)

El tercer ingrediente elegido lo ha sido por dos motivos. Por sus creadores y por su originalidad. La música de Lila tiene tres características que comparte con estos maestros artesanos: apego a la tradición, exaltación de lo local como valor universal y el gusto por la innovación y la experimentación. Todo ello se funde en un calificativo: calidad.

En el nuevo obrador de Villafranca (el anterior estaba junto a la carnicería, en la plaza de pueblo) tiene lugar una de las experiencias gastronómicas más relevantes de nuestra comunidad. Allí se investiga de verdad. Libres de prejuicios, desarrollan una cantidad de productos que desafían la imaginación de cualquiera. Pero no vale todo, la elección de la mejor materia prima disponible es estricta. La gama más elogiada por los clientes es la línea de productos basada en el Ternasco de Aragón I.G.P. y todo un mundo de sutiles butifarras cuyo sabor acentúan con ingredientes variados: de ron con pasas, de olivada, de cebolla caramelizada de Fuentes de Ebro, de Azafrán con mermelada de ciruelas, y así decenas de sabores diferentes se cuecen a diario de sus calderas.



Chorizo de El Terrizo acompañado
de una selección de imaginativas butifarras.
Artesanía y buen hacer en Villafranca de Ebro
El chorizo de ternasco lo elijo por: innovador y gustoso, pero sobre todo por desafiar el antiguo prejuicio a elaborar embutidos con este animal. No sólo se puede hacer, sino que el resultado es de una calidad indiscutible. Los productos se pueden encontrar en la carnicería de Villafranca, en establecimientos gourmet de la capital (http://www.miespaciogourmet.com/tienda/)  o encargándolos directamente a través del blog (http://www.embutidoselterrizo.blogspot.com.es/) o del activo facebook (http://www.facebook.com/elterrizo.villafrancadeebro). El lector curioso será atendido con la generosidad y dedicación de todo artesano que ama su obra.
Elaboración: Freiremos el chorizo en rodajas en una sartén con su propia grasa. Le añadiremos el queso hasta que se termine de fundir y burbujee. Removeremos para que las grasas de ambos ingredientes se encuentren y decidan integrarse. Por último envolveremos una buena porción del choriqueso con una fina tortilla recién cocida.

Justificación de la receta: Como es habitual en este foro, una experiencia personal explica el porqué de la elección. Se trata del impacto que la ciudad de Oaxaca imprimió en mi memoria. Rodeada de altas cumbres, resume en sus calles y plazas la simbiosis perfecta entre tradición y modernidad. El sustrato precolombino impregna todas las actividades. Los colores vivos y los aromas desbordantes atoran dulcemente al visitante. Parece que todo en ella es movimiento. Crisol donde conviven muchos mundos, el contraste es su característica más notable. El hambre y la opulencia; la tradición y los nuevos ritos comerciales; los clásicos mercados casi olvidados en otros lugares se instalan frente a los centros comerciales modernos; caballos cargados de productos de las montañas descienden a diario para abastecer a la urbe, abriéndose paso entre enormes pickup rancheras; procesiones cristianas que adaptan sus ritos a la tradición prehispánica se intercalan con bailes y escenografías indígenas, que muchas veces introducen aspectos de la imaginería cristiana. Si hay un aspecto en el que no pude apreciar el contraste es en la gastronomía. En Oaxaca todo me resultó agradablemente ardiente. Comida terriblemente picante, hirviente, excesiva, calórica, densa, saturada de grasas y salseada hasta la extremaunción. Encontrar un lugar así en el mundo es algo difícil. La conciencia del pecado nos cohíbe castrando nuestros impulsos animales. Por ello, cada vez que tengo la sensación de estar dominado por la contención y mesura posmoderna, recuerdo los mercados y puestos de comida callejeros oaxaqueños. En ellos aprendí todo lo que sé sobre dos bocados que ya no he vuelto a abandonar. El primero es el uso del mole, al que no me voy a referir hoy, y el que me interesa rescatar aquí, las tortillas de choriqueso.

Cada vez que me animo a preparar en casa una de estas dos delicias, mis vecinos de calle pronto se dan cuenta de ello. Desde mis ventanas la voz de Lila resuena al ritmo de la Cumbia del Mole una y otra vez. El Casco Viejo, mi barrio, retumba mientras el olor a chocolate, queso o chorizo va invadiendo mi cocina. Imposible separar esos sabores de su voz. Imposible separar su voz de Oaxaca. Imposible pensar en esa ciudad sin sus sabores. Círculo perfecto de exceso que  desmesura y felicidad sin concesiones. Terapia psicoanalítica a la que regreso cuando el frío europeo cala mis huesos.

 Lila Downs: Regresó la ardiente cantante mexicana a la ribera del Ebro. Apareció en el escenario de la fría Sala Mozart y la inundó de optimismo, vida y sueños. Aquello se transformó en una enorme cantina donde los parroquianos bebimos de las botellas que fue descorchando a golpe de rancheras, boleros, cumbias, corridos y cantos indígenas con su toque peculiar. La diferencia con actuaciones anteriores puede ir por la senda del optimismo, que es mucho decir en los tiempos que corren en su tierra. Seguramente por su reciente maternidad, su voz desprende una vitalidad que nos transmite con generosidad a un público muy necesitado de ella. Una crítica musical sobre los aspectos técnicos de la velada no tiene el más mínimo interés cuando los fieles que acudimos ahí lo hacemos para embriagarnos con una voz que nunca falla. Y no lo hace porque lo único que trata de conquistar es la sinceridad de su herencia ancestral coqueteando con una  visión más moderna, abierta  y cosmopolita del mundo. Podríamos definir la síntesis como un viaje de lo local a lo universal, de Oaxaca a Minnesota. No en balde, fueron en esas localidades aparentemente tan dispares, donde se formó como antropóloga cultural. Quizá por ello resida en la actualidad en la urbe considerada como ejemplo de crisol de culturas, Nueva York.

Así se muestra Lila, arraigada en la cultura de sus antepasados maternos, recordemos que es hija de la cantante mixteca Anita Sánchez, dispuesta a universalizarla y actualizarla aportándole la riqueza de otros lugares y nuevos tiempos. Nace así un nuevo concepto innovador de la música tradicional mexicana, que se fusiona en sus composiciones con el blues, el soul, los ritmos africanos, el rock o incluso ciertos toques raperos. El prodigio de su voz es lo que le permite salir airosa de una apuesta tan arriesgada. También ayuda el acompañamiento musical que le brinda una banda experimentada como La Misteriosa, liderada por su marido Paul Cohen. Así, voz y música nos encandilaron una noche de marzo repleta de Pecados y milagros. Por ello quiero dedicarle un sabroso bocado. Algo que resulte como su música para el paladar y el estómago. Algo que debe de estar arraigado en la historia de su pueblo, pero delicadamente contagiado por otros pasados, en este caso los aragoneses. Lejanos en el tiempo y en el espacio, pero suyos por derecho. Lila, tuyos siempre.

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